lunes, 13 de abril de 2015

PASO 48 "ESCUCHA TU VOZ INTERIOR"





Hasta hace poco mi voz interior no hacía más que gritar dando órdenes y malos consejos, recordando mis errores y mis defectos, aumentando mis miedos e inseguridades.

Afortunadamente, con el tiempo descubrí que, no era mi voz interior, sino la voz del bichito de la depresión la que hablaba. Había tomado el control y mandaba sobre mi mente y mi cuerpo hasta casi consumirlos.

Una vez identificada y casi silenciada la aguda y atenazante voz del bichito, pude volver a escuchar, cada vez más alta y clara, mi VOZ INTERIOR. 

Tras varios años de ignorar mis propios deseos, anhelos e incluso necesidades me he visto en la obligación de prestar atención a las señales que mi mente y mi cuerpo me envían recriminándome esa falta de atención a mis prioridades, no es que haya vivido engañado ni mucho menos, he vivido ciego y sordo a lo que mi mente me demandaba.

Esa falta de atención a mis demandas emocionales han sido uno de los precursores, no sólo de mi depresión, también de una infelicidad que no supe reconocer y definir hasta ahora. En ocasiones resulta más fácil y cómodo desoír nuestra voz interior prestando especial atención a lo que yo llamo "placebos emocionales". Voy a poner uno de mis ejemplos chorras para definir éste concepto.

Imaginemos que nuestra vocación es ser cantante, amamos cantar y encima se nos da de maravilla, pero dedicarse a la canción es una carrera dura, incierta, ocasional, estacional y que requiere movilizarse para realizar bolos veraniegos y seguir la ruta de las festividades locales.

Supongamos también que deseamos formar una familia y ésto resulta en ocasiones difícil de conciliar con el mundo artístico. En éste supuesto, es posible que optemos por buscar un aburrido trabajo estable, que te proporcione un salario fijo y facilita la creación de un núcleo familiar compacto y cercano. Pero lamentablemente en éste supuesto, existe la posibilidad de ser tremendamente infeliz por no dedicarte a usar tu don y vivir de tu vocación. En ese momento, entra en juego el placebo emocional, nos hacemos creer que es mejor poder disfrutar de las fiestas del pueblo que ser la persona que canta para amenizarlas. Pero ¿es realmente cierto o es un placebo emocional? ¿De verás no deseas ser tú quien haga bailar a los congregados en lugar de ser un parroquiano más?.

El uso de los placebos emocionales y la falta de atención sobre nuestra voz interior suele ser causa de depresión e infelicidad- La sinceridad es una virtud muy apreciada pero habitualmente muy poco usada con nosotros mismos, no se trata de qué deseas o con qué sueñas, porque muchas veces ésto suele carecer de objetividad, sino de ¿qué necesitas para no ser infeliz?.

Por supuesto que la felicidad no es un estado emocional regular y constante, está forjada de pequeños momentos, pero al contrario, la infelicidad si tiene la capacidad de ser crónica y muchas veces basta con ser sinceros con uno mismo y escuchar nuestra voz interior para alejarnos de ella.

Normalmente, atender a nuestras necesidades puede parecer que altera el cubrir las necesidades de nuestros seres queridos y de nuestro entorno, lo que nos dificulta aún más huir de la infelicidad, pero ¿realmente quienes te quieren merecen una versión infeliz de tí?. ¿No será mejor atender y seguir esa voz interior, dejar de amargarte y proporcionar felicidad a quienes te rodean?.

Y como viene siendo habitual me despido con una cita célebre, en ésta ocasión del difunto Steve Jobs (cofundador de Apple).

"Tu tiempo es limitado así que no lo desperdicies viviendo la vida de otras personas, no dejes que el ruido de las opiniones de otros ahogue tu propia voz interior. Y lo más importante, ten el coraje de seguir tu corazón e intuición. De alguna manera ya conocen lo que realmente quieres hacer. Todo lo demás es secundario".

domingo, 12 de abril de 2015

PASO 47 "EL ESPÍRITU DEL ALQUIMISTA"




En el plano espiritual de la alquimia, el alquimista debía transmutar su propia alma, antes de trasmutar los metales. Pues cual guerrero alquimista voy a intentar de modificar y adaptar mi personalidad acorde a mis necesidades para la lucha que mantengo contra la depresión y para la guerra que supone la vida en sí misma con objeto de encontrar la paz.

Además, me veo en la necesidad de trasmutar factores que son de motivación e inspiración, pero que según las circunstancias se convierten en motivo de culpa o miedo, hasta convertirlos en un elemento más valioso que el oro. EN FUERZA.

En éste momento no voy a hacer uso de mis queridos ejemplos chorras, ya que tengo la necesidad de compartir y desahogar el origen de ésta buena lección.

Mi recuerdo de la infancia sobre la paternidad, aunque me haya criado sin un padre, es el de aquel hombre amante de los bares, el fútbol y de sacar la mano a pasear que era poco dado a las muestras de afecto en público y se pasaba la vida trabajando pero mantenía su presencia en el hogar, gracias a una madre que no se cansaba de repetir a los hijos: "Verás cuando se lo diga a tu padre". Frase efectiva de manera inmediata para imbuir respeto y temos entre los menores.

Hoy creo que los padres en general hemos adoptado un rol más maternalista, nos ocupamos de manera solidaria de sus necesidades, educación, aseo y resulta normal el cariño ilimitado de padres a hijos. Obviamente y muy a mi pesar ignoro el vínculo carnal que se establece entre madres e hijos, de lo que no me cabe duda, es de que el amor que siento por mis hijos solo puede ser muy levemente superado por ese vínculo.

Si bien estoy de acuerdo con la graciosa y eterna expresión de "Daría la vida por mis hijos" de lo que no dudaría ni un segundo, lo cierto en mi caso es que ellos me han dado la vida a mí. De no ser por ellos estoy convencido de que no seguiría en éste mundo, son mi razón de ser y la muestra viviente de que pese a todos los errores que haya podido o pueda cometer en ésta vida he hecho dos seres maravillosos que han cambiado mi forma de entender la vida.

Como la tradición de algunos pueblos, en las que aquellos que son salvados por otro hombre, deben su vida a su salvador, yo les debo la vida a ellos. Les debo amor, protección, seguridad, apoyo, etc, pero sobre todo les debo convertirme en un hombre y padre digno de haber sido salvado por ellos. Y en éste momento no me siento como tal.

En primer lugar, siento que me hallo en mitad de una encrucijada, en la que todos los caminos posibles guardan riesgo, peligro y dolor, pero sólo uno me llevará a donde quiero. En la tesitura de tener que tomar decisiones que a medio plazo den resultados, pero que a corto plazo resultan duras de tomar y llevar a cabo. Y en la necesidad de tener que realizar cambios en mi vida, que me impidan ver a mis hijos tanto como quisiera para poder ofrecerles a ellos y a mí mismo un futuro mejor.

Ahí es donde entra en juego mi nueva alma del guerrero y sobre todo mi espíritu de alquimista.

Por ejemplo (y lamentablemente éste no es chorra) supongamos que para poder mantener a tus hijos y cubrir sus necesidades, debes trabajar lejos de su hogar, y por tanto pasar de verles cada noche a disfrutarlos sólo los fines de semana o 4 días cada quincena. En principio parece lógico elegir ésta opción ya que aparte de consolidar tu vida y la de ellos, es posible que esos días dedicado a ellos sean de calidad superior a varias noches cansado y amargado. Pero no por lógico deja de ser duro, muy duro. Para éste ejemplo como cualquier otro similar, la alquimia emocional juega un papel importantísimo.

Si en lugar, de padecer añoranza, culpa, miedo o dolor desde el momento de la despedida hasta el reencuentro, trasmutamos esos sentimientos negativos en pensamientos de motivación, felicidad, amor y sobre todo conscientes que cada día que pasa te acerca a ellos en lugar de alejarte, el cambio realizado será mucho más fácil de llevar y asimilar. Porque recuerda, era un cambio necesario.

Así que en nosotros reside esa increíble capacidad para gestionar nuestras emociones acorde a nuestra realidad y necesidades para lograr un bien mayor.

Y como ya es costumbre me despido con una cita, en ésta ocasión como la anterior, no es célebre y probablemente nunca lo sea porque es de éste humilde luchador:

"Los pasos más duros son los que te llevarán más alto, los pasos más firmes serán los  que te eviten caer, y todos los pasos recorridos te darán la fuerza para levantarte si tropiezas".

Fabio Alonso.

viernes, 10 de abril de 2015

PASO 46 "EL ALMA DEL GUERRERO"




Desde que decidí superar mi enfermedad, adopté el alias de Luchador Depresivo, en ningún momento por ocultar mi identidad, sino porque el término de Luchador definía mejor mi nueva actitud frente al bichito de la DEPRESIÓN.

Actualmente sigo sintiéndome un luchador contra ésta maldita enfermedad, pero con el conocimiento de que ésta lucha es tan sólo parte de una guerra mayor: MI VIDA.

Y es que ésta lucha es tan sólo algo que debía suceder en el campo de batalla que es mi vida. Nuestra existencia, desde que nacemos es una guerra continua en la que nuestro desarrollo personal conforma la solidez de nuestro ejército y la utilidad de nuestras armas, en resumen, que si me encuentro derrotado en ésta lucha contra la depresión, es porque no estaba suficientemente preparado en mi guerra por la vida.

Ahora soy plenamente consciente que no han sido mis enemigos, es decir mis problemas y mis errores, quienes me han vencido, sino que he sido yo el que se ha dejado derrotar por posicionar mal a mis tropas, desarmadas y a pecho descubierto.

Por tanto me hallo en la obligación de asumir esta lucha como parte de una guerra que durará toda la vida y a asumir que cada paso que de, cada lección que aprenda y hasta el más mínimo error que cometa debo ser yo, y sólo yo quien los convierta en soldados armados y cualificados para superar las siguientes batallas y llegar con éxito al final de mi guerra y con las menores bajas posibles.

Éste nuevo estado de consciencia me empuja a observar más allá de ésta pequeña derrota que supuso la conquista y posterior reconquista de mi vida, a entender toda mi vida como una batalla que debo vencer, ahora y siempre. Desde que nacemos llorando todo empeora, lo tristemente cierto es que incluso aquellos que consideramos poderosos en el combate, es decir, los ricos, sanos, guapos, exitosos, etc guardan su punto débil cual Aquiles y son susceptibles de ser pateados por la vida y morder el polvo del que procedemos.

Así que, aunque no deje mi seudónimo, interiormente me he convertido en guerrero, y donde un día cohabitaban el bichito de la depresión y el espíritu del vencido hoy ha emergido EL ALMA DEL GUERRERO.

Como buen guerrero mi tarea consiste en definir mis objetivos, administrar mis fuerzas, ser objetivo con mis capacidades y por supuesto mis incapacidades, ser paciente, persistente. Igualmente debo ver cada conflicto como una pequeña pieza de mi desestructurado puzzle existencial y darle una perspectiva más amplia para poder colocarlo. Y lo que me resulta más complicado desde que tango alma de guerrero es la necesidad de verme obligado a sacrificar algunos soldados por el bienestar de muchos.

Voy a hacer uso de nuevo de mis amados ejemplos chorras para explicar con más detalle ésta complicada parte de la guerra. Supongamos que Jose María de los Tacones, proviene de una familia acomodada, hizo la carrera de medicina al igual que su padre y su abuelo, y es el médico de cabecera más respetado (como lo fueron su padre y su abuelo) del imaginario pueblo "Conservador`s City".

Como podéis imaginar, tanto su familia como sus pacientes y vecinos son ultraconservadores, tanto que no querrían ser ni familiares ni pacientes si supieran que Jose María de los Tacones se enamoró perdidamente de un compañero de clase mientras estudiaba medicina en Madrid.

El hecho de no poder llevar, digamos, una vida normal en "Conservador´s City" y tener que fingir y ocultar su homosexualidad ante su familia, vecinos y amigos, no sólo le ha sumido en una depresión siendo un médico prestigioso, de buena familia, con recursos, salud y buena apariencia, sino que además le ha hecho tan débil para la batalla que la guerra que supone su vida está condenada al fracaso.

La única solución posible de armarse para dicha guerra y tener opciones de éxito requiere muchos sacrificios, o bien su familia, sus vecinos, su puesto de trabajo e incluso su lugar de residencia, pero probablemente deberá sacrificar algo de lo que posee para poder seguir luchando.

En resumen, la depresión es sólo una lucha de las mucha que nos ha tocado y tocará librar en la guerra de nuestra vida. De nosotros depende imbuirnos del espíritu del guerrero y asumir la necesidad de realizar grandes sacrificios por un bien mayor y tomar perspectiva y conocimientos.

Como sabéis quienes me leéis acostumbro a despedirme con una cita célebre, pero en ésta ocasión voy a tener la osadía de usar una frase propia:

"Cuando nacemos nos obligan a llorar para constatar que estamos vivos, ahora mi obligación es la de reír para recordar que sigo con vida"

Fabio Alonso

miércoles, 8 de abril de 2015

PASO 45 "APRENDE A LEVANTARTE"




Ésta última semana ha sido intensamente compleja, larga y dura. Tanto que he vuelto a asomarme al pozo que ya sentía lejano y he vuelto a sentir el frío aire de sus entrañas golpeando mi cara. Si hace tan sólo un par de semanas me sentía cercano a reducir la medicación, ahora estoy deseando que llegue el próximo lunes para visitar a mi psicóloga.

Y es que durante este largo y duro proceso de curación y superación, mi vida, tal y como la conocía hasta ahora, necesitaba y necesita de muchos cambios y sus posteriores adaptaciones.
Todo proceso de cambio resulta angustioso, el miedo a lo desconocido y lo nuevo es inherente al ser humano, y más cuando mientras padeces una depresión, es cuando más crees necesitar estabilidad en tu vida.

Lo que resulta obvio es que si tu rutina y tu "estabilidad" anterior te han llevado a pasar por una depresión es la necesidad de realizar cambios en todo tu entorno, aunque ello pueda parecer indicar sumirte de nuevo en el caos, también se puede como un modo de barrer todas aquellas conductas y procesos cognitivos y lanzarse a una reconstrucción completa de tu nuevo yo.

Lo cierto es que una vez que conocí al bichito de la depresión también conocí varios aspectos de mi personalidad y de mi modo de pensar o actuar que aborrezco. Sin ser consciente de ello me había convertido en otra persona, muy diferente a la que era en el pasado, pero sobre todo, opuesta a la persona que deseo ser en el futuro.

Había terminado por acostumbrarme a vivir una vida que no era la mía, por conforma con poco y añorar e incluso desear mucho. A vagar sin un rumbo fijo calzando unos pesados zapatos de cemento que sólo ralentizaban mi camino, que en lugar de ser recto era errático y en círculos. Persiguiendo un futuro al que en realidad no deseaba llegar, hasta el punto que mis raudos pies y mis largas alas llegaron a atrofiarse hasta quedar casi inutilizables.

Durante mi paso por ésta vida, he oído o me han hecho sentir un montón de lindezas, que no hacían más que aumentar mi inseguridad, mis miedos y condicionar mi camino y la forma de ver la vida. Me han llamado loco, inmaduro, inestable, egoísta, desequilibrado e incluso me han llamado SOÑADOR  a modo de insulto por ser inconformista, optimista en exceso y con deseos de volar hacia el sol aunque significase acabar como Ícaro. Ahora visto desde otra perspectiva, quizá Ícaro fue inmensamente feliz mientras se acercaba al sol y el resto de mortales agonizaban en vida con sus pies enraizados.

Ahora creo entender que no es que yo sea raro, diferente o "esté más loco de lo normal", si no que comparto una condición con el resto de los mortales que es la que más nos diferencia: SOY ÚNICO.

Por esa razón, y pese a que las razones de infelicidad que tengo puedan ser comunes con la mayoría de los seres humanos, las razones para ser feliz y el modo de lograrlo son tan personales que entiendo que sea tan raro para muchos.

Hay quienes como yo, tienen miedo de una existencia vacía, gris, aburrida y preestablecida y nacemos con el ansia de bebernos la vida del sediento que apura la última gota de su cantimplora en medio del desierto. Y obviamente hay quienes el hecho de no saber cual será la siguiente comida es una causa de inseguridad y miedo.

En resumen, si el personaje principal de la historia de tu vida, que eres tú, vive  una vida con un desenlace que temes, una existencia que aborreces en un lugar que te desagrada y en un entorno que no es el tuyo, sólo existen dos desenlaces posibles. Aceptar esa historia como propia o luchar por cambiar todo aquello que te ha sumido en una depresión o en la infelicidad.

En ese camino hacia el cambio, es inevitable caerse más de una vez, no sólo a causa del miedo o la confusión, es posiblemente por el mero hecho de recorrer un camino que sencillamente no conoces. No importa cuantas veces caigas, lo único que importa es saber hacia dónde ir y ser lo bastante fuerte para levantarte una y otra vez hasta que llegues a tu destino.

"Quedarse en lo conocido por miedo a lo desconocido equivale a mantenerse con vida pero no vivir"

martes, 31 de marzo de 2015

PASO 44 “APRENDE A QUERERTE”




Llevo 35 años queriendo quererme, y ha sido bastante complicado, mis defectos me lo impedían. En una relación de amor convencional el amor surge de repente, a primera vista. En otros casos, el amor es fruto del contacto, como decimos en España, del roce.

Curiosamente, después de rozarme, conocerme y verme a primera vista cada mañana, en lugar de surgir ese amor, he llegado a odiarme. Hubo mañanas en las que al despertar, no sólo no me reconocía, sino que al hacerlo me cargaba de reproches. Mis errores y mis defectos hablaban con voz más alta y firme que mis pequeños logros y virtudes.

Lo bueno del paso del huracán DEPRESIÓN es que al barrer toda mi existencia, también eliminó muchos de mis defectos y temores así como la percepción de mí mismo. Cuando arrasó los cimientos de mi vida dejó un lienzo lleno de polvo que una vez limpiado quedó blanco e impoluto sobre el que volver a trazar mi nueva vida.

Lo malo de empezar a pintar sobre un nuevo lienzo es que, si no tienes perfectamente definido el resultado, puedes dar trazadas erróneas o salirte de las marcas, es decir, puedes dar pasos en falso que estropeen tu vida en el futuro.

Siguiendo el hilo de la metáfora, en lugar de esforzarme en pintar un cuadro muy concreto de lo que deseo en el futuro, voy a liarme a dar brochazos desde lo más profundo de mi ser, a dejar que mi subconsciente trace sus propias líneas y a respetarme como artista, sin importarme demasiado el resultado del cuadro o la opinión de los críticos, que son más de lo que he invitado.

Hoy he dado un paso más hacia mi recuperación, me he adueñado del lienzo que representa ahora mi vida, y en lugar de lanzarlo a las llamas como deseaba hace más de un mes, voy a dejar que mi nuevo yo se adueñe de los pinceles y trace mi nuevo futuro.

Algo que nos une a los depresivos y a los no depresivos es la falta de amor sincero a nosotros mismos, vagamos por el camino que es la vida esperando que otros nos proporcionen el amor que no somos capaces de proporcionarnos. Eso como indica el dicho es “Pan para hoy y hambre para mañana” o como reza la sabiduría popular “Es necesario aprender a amarse para poder amar a los demás”.

Lo complicado de amarse uno mismo, es que tras tantos de intentarlo de forma fallida, es necesario descubrir el modo correcto de hacerlo. En mi humilde opinión, todos nacemos con unas carencias y a medida que crecemos nuestro entorno nos añade otras nuevas, sea inseguridad, cariño, recursos económicos, etc. Por esa razón andamos buscando alguien o “algo” que supla nuestras carencias. Para lograr amarse uno mismo primero debemos descubrir esas carencias, estudiarnos y entendernos, y sobre todo tratar de suplir nuestras necesidades por nuestra cuenta. En caso de resultar imposible, no queda otra opción que aprender a convivir con nuestros defectos y llegar incluso a quererlos también.

Aparte de eso, amarse tampoco debe resultar tan complicado, ERES LA PERSONA QUE MEJOR TE CONOCE. Ya sabes que te hace feliz y sobre todo que te causa infelicidad, omite todas las razones que creas que te dificulten amarte y céntrate en todo aquello que te hace especial, único y diferente.

Disfruta de tu cuerpo, de tu familia, tus amigos o tu entorno, pero sobre todo aprende a disfrutar de tu compañía. Si antes te decías lo negro que se veía todo, trata de contarte chistes viendo una comedia, de animarte mientras corres y de llamarte guapo frente al espejo. Pero sobre todo recuerda que eres la única persona con la que vas a convivir el resto de tu vida.

Es el momento ideal para cogerse uno mismo de la mano e ir al cine a ver la peli que más te guste, a cenar tu comida preferida e ir de compras o a bailar. El momento de aportarte la felicidad que antes esperabas que te aportasen otros, el momento de ser uno mismo, de amarse y sobre todo… respetarse.

Y recordad, como suelo hacer, me despido con una cita célebre, en ésta ocasión del gran Oscar Wilde, que dijo:


“Amarse a uno mismo es el principio de una historia de amor eterna”

lunes, 30 de marzo de 2015

PASO 43 “VIVE TUS SUEÑOS”




Haciendo un balance de mi vida, aparte de buenos momentos y experiencias, ahora soy consciente que los rumbos que he tomado han sido basados en el miedo y la inseguridad. Cuantas noches habré pasado pensando en lo infeliz que era por no vivir acorde a mis antiguos sueños.
Todos sabemos lo sencillo y agradable que es tener sueños, pero lamentablemente tendemos a confundirlos en metas, y por otro lado estas metas no están basadas en nuestra realidad, sino en una realidad inculcada por la sociedad.

Desde que sufro ésta enfermedad he conocido a través de internet a cientos de pacientes, por desgracia, la mayoría tenemos en común demasiadas razones para padecerla y demasiados motivos para superarla, pero de todos los causantes de la depresión, uno de los más llamativos es el de aquellos, que llevando lo que podríamos llamar, una vida confortable, se sienten totalmente vacíos e infelices por no llevar a cabo sus propios sueños.

Os voy a poner un ejemplo chorra de los míos con la vida de un personaje ficticio al que he decidido darle un nombre muy común para hacerlo cercano.
Agapurnio Tristede Veras es un director de una sucursal bancaria en un pequeño pueblo, lleva en su puesto de trabajo casi veinte años por lo que entre su sueldo y sus incrementos por antigüedad cobra un buen sueldo con el que ha podido pagarse un adosado en su pueblo, un apartamento en la costa alicantina, un coche familiar, un coche urbano y tener unos dignos ahorros. Nuestro envidiado Agapurnio se casó hace 18 años con una farmacéutica del pueblo y tiene dos hijos sanos y estudiosos y un cocker muy bonito aunque más tonto que ir de vacaciones a Korea del Norte.

Pues a pesar de llevar una vida aparentemente cómoda, Agapurnio lleva 2 años con tratamiento por depresión porque ya no quiere a su mujer pero le da miedo romper el vínculo familiar, porque adora la ciudad y se siente encerrado en un pueblo, su aburrida monotonía y sus cotilleos. Porque siempre ha querido viajar pero alguien o algo siempre se lo ha impedido salvo que fuese un viaje familiar a las Canarias en todo Incluido. Y porque siempre ha soñado con ir al Himalaya y a sus 40 años cree que ya es demasiado tarde. En resumen, se siente secuestrado por una vida que no desea llevar y comienza a dejar de desear vivir.

La vida que muchos desean llevar es la que está ahogando a Agapurnio. Lo que si parece común entre Agapurnio, los enfermos de depresión y el resto de los mortales salvo alguna excepción, es la frustración por llevar una vida que en nada se parece a la que hubiésemos soñado. Y otro punto en común para superar esa frustración es EL MIEDO AL CAMBIO.

Como ya he dicho anteriormente, desde pequeños nos han rodeado de dogmas pesimistas que nos marcan un camino demasiado concreto, y nos han querido convencer de que salir de esa ruta o realizar algún cambio siempre nos conducirá a un futuro peor. La sociedad no aprecia a las personas que somos dadas a cambiar con frecuencia de trabajo, de pareja, de domicilio, etc. Somos aparentemente inestables y no desean a alguien cerca inestable.

Lo cierto es que en la vida, existen cambios que son a peor, pero por cada uno existe otro que es a mejor. Lo que sí es claro, al menos para mí, es que si sigues llevando una existencia que te lleva a la frustración, al desánimo y/o a la depresión estás jodido manteniendo ese camino, si haces un cambio, puede que las cosas no salgan bien…. ¿pero y si el cambio es tu salvación?.

Últimamente me fijo en muchos libros de autoayuda que prometen convertirte en un triunfador, en un seductor, un empresario de éxito o un gurú de la comunicación. La verdad es que no tengo mucha fe en éste tipo de publicaciones, de hecho, que sería del mundo si todos fuésemos Bill Gates y no hubiese Pepes fontaneros, Antonios carpinteros y un borracho en cada pueblo. Lo que sí creo a pies juntillas es que TODOS sin excepción podemos cambiar algo en nuestras vidas que nos haga un poquito menos infelices, nos acerque a la felicidad un poquito o nos prevenga de una depresión. El primer paso para lograr ese cambio, es liberarse del miedo. El ser humano está hecho para cambiar, para evolucionar, si alguno de los que me lee, consigue llegar a fin de mes y mantener a su familia…para mí ya es un héroe capaz de todo.

Para luchar con esos miedos lo mejor resulta analizar el escenario de ese posible cambio en la peor de las posibilidades, contemplar la reacción que tomaríamos en el peor de los casos y contemplarla como la más probable. Una vez hecho y digerido esto el miedo se va difuminando lentamente hasta convertirse en un recuerdo.

Quizá si Agapurnio le dice a su mujer que éste verano en lugar de a Lanzarote en familia NECESITA ir al Himalaya para cumplir su sueño, su mujer en lugar de negarse y enfadarse (el peor resultado posible), le comprende, le apoya y además de cumplir su sueño recuerda porqué se enamoró de su mujer y todo empieza a mejorar.

Así que tanto como para salir de una depresión como para evitarla, es necesario tratar de definir mejor nuestros sueños acorde a nuestra realidad, elegir el más factible de ellos, eliminar el miedo al cambio y luchar por ello hasta conseguirlo.

Uno de mis sueños ha sido siempre escribir un libro, siempre he tenido buenas ideas para empezarlos pero no conseguía darles fin, en éste momento de mi vida estoy decidido a terminar el que empecé narrando mi experiencia como enfermo de una depresión.

Cuando lo logre, aunque ni siquiera lo editen, será junto con mis hijos, y mi viaje a Nueva York, el cuarto sueño vital que haya cumplido, y los días en que el bichito de la depresión se plantee acercarse de nuevo a mi vida, abrazaré a mis hijos, recordaré mis paseos por Central Park y le pegaré con mi libro para que se vaya calentito.

Me despido con otra fase motivadora, recordad siempre que:


“La gente que no logra conseguir sus sueños suele decirles a los demás que tampoco cumplirán los suyos”

viernes, 27 de marzo de 2015

PASO 42 “EL PODER DEL PRESENTE”





Hoy me he acordado de aquella mítica frase de Forrest Gump, “La vida es como una caja de bombones, nunca sabes cuál será el siguiente que te va a tocar”. Y visto desde esa perspectiva lo cierto es que el exceso de preocupación en el mañana, en ocasiones nos descentra del presente.

Ya no me refiero a la educación social que hemos recibido desde la infancia para exigirnos ser el número uno en todo y vivir una vida acorde a lo establecido y un régimen de consumo y necesidades superfluas para ser un ciudadano de bien. Yo mismo era una de esas personas preocupadas por cambiar de Iphone o de coche para provocarme una falsa sensación de felicidad.
De lo que hablo es de esa intensa preocupación por controlar el futuro sin siquiera ser dueños del PRESENTE.

Llevo casi 4 años en una ciudad, demasiado pequeña y aburrida para mi gusto y para aquellas que consideraba que eran mis necesidades, y aquellos que vivimos o estamos acostumbrados a las grandes ciudades, ese “ansia por vivir” se convierte más bien en un estilo de vida. En Madrid mi vida discurría con tanta rapidez que hasta corría por realizar las actividades marcadas para mi tiempo libre. 

Cambiaba de domicilio, de trabajo, de pareja, de entorno, de vida para tratar de mejorar con cada cambio. Ahora me doy cuenta de que sólo trataba de buscar la felicidad de un modo erróneo y ser dueño de mi futuro.

La definición en el diccionario de futuro es “aquello que sucederá o existirá en un tiempo posterior al presente”. Estaréis de acuerdo conmigo en que la definición es tan efímera como el futuro en sí. 

Llevamos toda una vida tratando de asegurarnos un futuro, de hecho hay miles de personas infelices y frustradas porque han tratado de definir su futuro en base a razones erróneas, por ejemplo (chorra por supuesto) los miles de abogados, médicos, etc, que pasaron años de estudios y de prácticas para tener la carrera que deseaban sus padres cuando hubiesen preferido irse a escavar pozos en África. O bien aquellos que hicieron la carrera deseada y tras años de esfuerzo y gracias a ésta maldita crisis en lugar de estar operando o defendiendo a sus clientes en el juzgado, están sirviendo hamburguesas, o peor aún en el paro.

Querer adueñarse del futuro es como querer poseer el sol, imposible, frustrante e inútil y además, en el hipotético caso de lograrlo en ambos casos acabaríamos ardiendo…

Todos tenemos respeto y miedo al futuro, el ser humano nace con el temor de lo inesperado, y para evitar ese temor planifica su vida pensando en que podrá controlar lo que suceda. Pues bien, lo más probable que suceda es que el Universo nos dé una coz y por muchos planes que hagas acabes perdido y frustrado, o como en mi caso, con una depresión de caballo.
No digo ni mucho menos que debamos llevar una vida de anarquía sin pensar en el mañana, sino que lo realmente importante y útil es recordar y aprender del pasado, disfrutar y vivir el presente y no agobiarse por el futuro.

Una vez que consigues asumir las experiencias vividas y centrarte en el día de hoy como si fuese el último, porque amigo, puede que lo sea, consigues desechar ese miedo heredado al mañana.
Sé que esto es muy, pero que muy difícil, como os dije anteriormente, he establecido una rutina para dejar sin fuerza al bichito de la depresión, mantener alejados de mi mente los pensamientos negativos e ir adaptando mi vida a los ritmos normales para poder en un futuro cercano reincorporarme a la vida laboral. Con éstos “deberes” en mente, ésta mañana al despertar lo primero que he hecho, como todas las mañanas, es llevar a mi mente un pensamiento positivo, retenerlo hasta que me invada esa sensación cálida de amor (normalmente pienso en mis hijos y sus sonrisas), pero acto seguido, al mirar el reloj, aún antes de levantarme se agolpaban en mi cerebro todas aquellas cosas que tenía previsto hacer hoy y el orden de ejecución. Comenzaba a sentirme estresado sin necesidad. Por suerte para mí, mi hijo pequeño de casi dos años lleva unos días resfriado y ha pasado la noche en nuestra cama, y al girarme y ver su cara dormido… desapareció el estrés, en ese momento, sólo importaba él. Sólo importaba el presente.

Y esa lección es la que he aprendido hoy, el mañana es incierto y posiblemente injusto, lo único que tengo es el presente, el ahora, de mi depende la calidad de ese momento. Discernir entre lo realmente importante y lo inducidamente necesario. Saber aprovechar cada día con la esperanza que lo bueno que hagamos hoy, sea de utilidad mañana, sin depender de que así sea. Por eso creo que ésta lección, no será únicamente útil para superar mi depresión, sino para evolucionar.

Y como viene siendo costumbre, os dejo con una cita célebre, dicha por mi admirado Jean Paul Sartre:


“No perdamos nada de nuestro tiempo, quizá los hubo más bellos, PERO ÉSTE ES EL NUESTRO”